Prueba del Range Rover Sport D300: un SUV diésel de lujo y etiqueta ECO

Soy consciente de vuestro escepticismo al respecto, pero hoy os traigo la prueba del Land Rover Range Rover Sport D300. Un SUV que pertenece a una marca controvertida y que se debate entre ser un fabricante de lujo y sus amplios problemas de fiabilidad. Situación que se están esforzando en solventar.

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Este no es el primer Land Rover que conduzco en mi vida, aunque sí el primer Range Rover Sport. Mi experiencia con la compañía, igual que la de muchos de vosotros, es agridulce. Sin embargo, os voy a contar cómo me he sentido durante los 1.000 kms recorridos en una semana con este vehículo diésel, que ya os aseguro que cuenta con un motor robusto.

Diseño del Range Rover Sport D300

Imponente y elegante. Cuando lo conducía, muchos amigos y conocidos me decían que se parece a un coche americano. A esos grandes SUV de Estados Unidos como los Cadillac Escalade, el Dodge Durango o los GMC. Y no es para menos, con sus medidas de 4.946 mm de largo, 2.047 mm de ancho y 1.820 mm de alto.

¿Su peso? Pues 2.390 kg en vacío. Es el precio a pagar en un coche familiar de estas características, con mucho espacio interior y 450 litros de maletero ampliables hasta 1.491 litros. Sí, bueno, quizá no son las mejores cifras de la industria, pero no están nada mal.

A nivel exterior tenemos un diseño mucho más refinado que el de los citados vehículos estadounidenses. Finas ópticas LED matriciales delanteras, varias rejillas de ventilación, una carrocería alisada con manetas de puertas escondidas y una parte trasera muy vertical. ¿Mi unidad? En un tono antracita metalizado que suma varios puntos de respeto en la carretera.

El interior ha cambiado respecto a la versión anterior, para aquellos que la hayáis probado. La disposición de elementos es similar, pero mucho más moderna. La consola central en negro piano ahora solo alberga la palanca de cambios, mientras el resto de elementos de climatización o modos de conducción se trasladan al sistema multimedia.

Posee una gran pantalla de 13,1 pulgadas horizontal con uno de los mejores sistemas operativos que he visto en la industria. Accesos rápidos, menús intuitivos, rapidez... Lo importante está al alcance de tu mano y se combina con un gran cuadro de instrumentos digital también personalizable. Incluso opcionalmente, puedes montar dos pantallas de 11,4 pulgadas para las plazas traseras.

Los asientos son realmente cómodos y la calidad de los materiales del habitáculo es impecable. Posees muchos espacios para guardar objetos e incluso un frigorífico entre los dos asientos delanteros con dos niveles de frío. ¿Lo único que echo en falta? Asientos ventilados y Head-Up Display. Incluso, si me pongo más exquisito por su precio, modo masaje.

Motorización y dinámica del Range Rover Sport D300

Durante la prueba del Range Rover Sport conduje la versión D300 S. Es decir, con un motor de 6 cilindros en línea turbo de 3,0 litros con 300 CV y 650 Nm de par máximo. Además, con tecnología de asistencia eléctrica Mild Hybrid mediante un sistema de 48 V que le proporcionan la etiqueta ECO de la DGT.

Está unido a una caja de cambios automática de 8 velocidades y posee buenas capacidades todoterreno. Al fin y al cabo, es un Land Rover y debe mantener la compostura en ambientes offroad. Cuenta con bloqueo central del diferencial, reductora y suspensión neumática. Elevado al máximo, puede alcanzar una altura libre al suelo de 281 mm.

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Posee la habilidad mecánica perfecta para ser un todocamino y hacer alguna que otra expedición exitosa fuera del asfalto. Pese a ello, sus clientes objetivo son aquellos que lo usarán en ciudad o para largos viajes. Con un consumo homologado de 7,2 litros a los 100 kilómetros, yo lo he llegado a situar en apenas 7,0 litros con la conducción más eficiente posible.

Nada mal para un tanque que puede acelerar de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos y alcanzar 218 km/h de velocidad máxima. Su depósito de combustible asciende hasta 80 litros y el de AdBlue, hasta 20 litros de capacidad. Bueno, eso son moderneces que no me hacen ninguna gracia. Ojo con la cristalización de este compuesto y su sistema de inyección. Es un foco de problemas.

Más allá de cierta dificultad en ciudad por su tamaño, es un coche suave y agradecido. Perfecto para ir rápido o despacio, tranquilo o por los caminos. En carreteras de montaña o en autovías largas. Su interior es tan reconfortante que te olvidas del resto. Es como ir en un avión en business. No hay quejas al respecto y... Ya lo echo de menos.

¿Vale la pena el Range Rover Sport D300?

¿Quién dijo que el diésel estaba muerto? Nada más lejos de la realidad, aunque este no es un vehículo barato. El precio del Range Rover Sport D300 parte desde los 108.550 euros. Wow... Es caro. Muy caro. Aunque ofrece muchísimas cosas buenas a cambio, salvo por el par de detalles que comenté que me faltan en el interior.

¿Vale la pena? Pues depende únicamente de tus gustos. Y sobre todo, de la paciencia que tengas ante posibles fallos. Afortunadamente, el 6 cilindros diésel parece bien pulido. Pero estos coches no son ajenos a fallos en su electrónica relativamente comunes. Es algo a tener en cuenta.

¿Hay alternativas loables? Se me vienen a la cabeza algunas. Por un poco más, el Porsche Cayenne. Y amigos, un Porsche es un Porsche. El Maserati Grecale es otro candidato realmente interesante con su motor de 4 cilindros turbo. Y si quieres algo que la gente se quede mirando en cada calle, también con capacidades offroad... Aprovecha la vida y ve a por el Ford Bronco.

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