Prueba del Porsche 911 Turbo (930): sensaciones fuertes sin fecha de caducidad

Prueba del Porsche 911 Turbo (930)
Foto del redactor Sergio RíosFoto del redactor Sergio Ríos

Han pasado 50 años desde que el Porsche 911 Turbo (930) de esta prueba pisó la carretera por primera vez. Sin embargo, sigue siendo un deportivo capaz de emocionarte al volante.

El Porsche 911 Turbo (930) de esta prueba no es un deportivo más. Es parte de la historia automotriz, ya que fue el coche que inició la gama Turbo de Porsche, hoy tan aclamada por muchos. Actualmente encontramos esta denominación en diferentes modelos de la marca, pero todo empezó con este coche y hoy voy a conducirlo.

Aunque este apellido se ha encontrado en coches como el Panamera o el Cayenne, es en las ocasiones en las que se ha asociado al Porsche 911 cuando se ha convertido en un símbolo de una conducción especialmente emocionante. Es, quizás, la versión del nueveonce más valorada por la mayoría.

No es para menos, ya que las generaciones que han portado esta denominación siempre han destacado por sus grandes capacidades. También fue así en el 930, el primero, que es el que me ocupa en esta ocasión.

El diseño del primer Porsche 911 Turbo sigue girando cabezas a su paso 50 años después. La línea de este deportivo es atemporal y esta versión es aún más llamativa con elementos como los pasos de rueda traseros ensanchados y el alerón cola de ballena. Estos fueron símbolos de palabras mayores en su momento, la seña de identidad de un coche que no cualquiera podía domar.

Estas cualidades son comunes a todas las unidades que se fabricaron de este modelo, pero la que hoy me acompaña es aún más especial. Es una de las 30 primeras que se fabricaron a mediados de los 70 y estaba destinada al mercado francés. Su exterior destaca por un elegante color Ice Green Metallic, mientras que el color negro domina en el interior.

Me acomodo en los asientos Recaro Sport (el único extra a bordo de esta unidad) y respiro una atmósfera clásica, pero elegante. Hay muchas superficies tapizadas en cuero y el planteamiento es sobrio para los estándares actuales, pero agradable y muy reconocible. Frente a mí se encuentran unos relojes grandes y claros, los cuales se despiertan al girar la llave del contacto.

Esta llave también hace que se revolucione el motor del 911 Turbo situado a mis espaldas. Se trata de un motor seis cilindros bóxer 3.0 que rinde 260 CV de potencia, el cual permite pasar de 0 a 100 km/h n 5,5 segundos y alcanzar 250 km/h de velocidad máxima. Ahora no es para tanto, pero este fue el coche de producción más rápido de Alemania en su día…

A este motor le acompaña una caja de cambios manual, como es de esperar en un clásico. Eso sí, no es una cualquiera: tiene cuatro marchas y la puedo manejar mediante una palanca bastante grande y de recorridos largos, pero cómoda de usar cuando te acostumbras.

¿Cómo se conduce? 

Prueba del Porsche 911 Turbo (930)

Como te puedes imaginar, conducir el Porsche 911 Turbo (930) no tiene nada que ver con conducir un coche moderno. De hecho, tampoco tiene nada que ver con su actual versión de la generación 992. El modelo actual es muy rápido, ágil y parece que va sobre raíles. Este, sin embargo, ofrece una experiencia distinta.

Tal y como es habitual en los coches clásicos, al volante noto que este es un coche con personalidad, lo que tiene sus cosas buenas y sus detalles a los que te tienes que acostumbrar. Por ejemplo, los pedales están colocados levemente a la derecha, la dirección no es extremadamente precisa y los frenos no son espectaculares, así que tienes que pisarlos con ganas si realmente quieres parar.

Esto y los recorridos del cambio son detalles que tienes que asumir para disfrutar de este coche. Hay que cambiar el ‘chip’ que tienes sobre la conducción en los coches modernos y, una vez que lo haces, realmente todo es más cómodo de lo que esperas.

Prueba del Porsche 911 Turbo (930)

A velocidades convencionales y en recorridos urbanos, el Porsche 911 Turbo original es sorprendentemente dócil y fácil de conducir. Es suave y, aunque la suspensión era más rígida que la de un 911 normal, no estás incómodo en ciudad. Este no es como otros deportivos de los 70 y 80 que estaban más pensados para ser vistos que para conducir.

De hecho, no me parece descabellado usar un coche como este a menudo, aunque no sea habitual tener un coche así en el garaje. Sin duda, el icónico deportivo de Stuttgart siempre ha sido un modelo que ha sabido combinar el uso convencional con las prestaciones y este coche demuestra que es una filosofía que viene de lejos.

Ahora bien, no te pienses que se trata de un modelo fácil e inofensivo. En su día fue denominado popularmente como ‘creador de viudas’ y lo cierto es que todavía es capaz de sorprender, aunque estemos acostumbrados a ver coches con el triple de potencia en el mercado.

Como he dicho, a revoluciones convencionales es un coche dócil. Sin embargo, a partir de 4.000-5.000 rpm es cuando entra en acción el turbo y la entrega de potencia ya no es suave y comedida, sino inmediata y espectacular.

Hoy en día, los coches con este tipo de motores ya no ofrecen una patada tan llamativa, pero el 911 Turbo (930) es de la vieja escuela y la entrada del turbo se traduce en un impulso que te hace cuestionarte si realmente hay solo 260 CV provenientes del motor. Claro, que el peso es de solo 1.140 kg y su combinación con la mecánica se nota…

Prueba del Porsche 911 Turbo (930)

Es así, por ejemplo, al hundir el pie derecho, cuando también se hunde la trasera y el sonido del motor crece hasta unas 6.800 rpm mientras sales disparado como no te esperas. ¿Y en las curvas? Es sorprendentemente ágil, aunque te exige esfuerzo. Tienes que trabajar con la dura dirección y con los pesos, pero no acabas luchando con el coche. Al menos, no es necesario hacerlo para pasarlo bien.

Por supuesto, llevar el 930 Turbo al límite requiere de una valentía que no tengo en este momento y especialmente de una cuenta corriente muy superior a la que tengo. Sin embargo, no hace falta llegar a esos niveles para pasártelo en grande. Es lo bonito de los coches que te transmiten sin filtros todo lo que sucede en la mecánica y en el asfalto. Que vivan los clásicos.

Sin duda, es mucho más fácil ir más rápido en un coche moderno, pero es difícil disfrutar tanto al volante como en un modelo así. Sin unas cifras de potencia y aceleración espectaculares, no puedes evitar disfrutar cada kilómetro al volante. Es una conducción que te exige más esfuerzo y que te hace formar parte de la experiencia, pero que es tremendamente adictiva incluso 50 años después.

¿Cuánto me costaría un 911 Turbo (930)?

Prueba del Porsche 911 Turbo (930)

Con lo que te he contado, te puedes imaginar que experimentar lo que puede ofrecer este deportivo clásico alemán no tiene desperdicio. Puede que quieras uno y no te culpo; yo también. Eso sí, si quieres vivirlo en primera persona, debes saber que el precio del Porsche 930 Turbo puede superar cómodamente los 100.000 euros. Eso, si hablamos de una de las unidades más recientes…

El 911 Turbo original se vendió hasta 1989, pero un ejemplar de 1975 como el de la prueba puede duplicar el precio. De hecho, en 2015 se vendió una unidad similar por 330.000 dólares o 299.496 euros en RM Sotheby’s. Y tú pensabas que los 286.470 euros que cuesta el GT3 RS actual eran demasiado…

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Etiquetas: Motor turbo, Motor, coches clásicos

Nuestro veredicto

9.5