El primer Porsche 911: del prototipo 754 al 901 y al 'nueveonce'

Porsche 911 (inicialmente Porsche 901)
Foto del redactor Sergio RíosFoto del redactor Sergio Ríos

A finales de los 50 Porsche empezó a pensar en crear un nuevo deportivo que estuviera a la altura de las exigencias y los avances de la época. Así se puso a trabajar en el proyecto 754, posteriormente convertido en el Porsche 901 y finalmente en el 911.

El Porsche 911 es un verdadero icono sobre ruedas, pero su creación no fue sencilla. Todo comenzó a finales de la década de 1950, con un coche que debía sustituir a un 356 que ya no daba más de sí. Así se inició un proyecto que dio lugar al prototipo 754, posteriormente al Porsche 901 y finalmente al ‘nueveonce’ que todos conocemos.

El primer coche de calle en portar la denominación Porsche llegó en 1948. Se llamó 356 y era un buen deportivo para la carretera, pero también para los circuitos. Contó con diversas variantes y supo evolucionar con los años, pero a finales de los 50 era necesario llevar a cabo un salto que solo podía protagonizar un sucesor que estuviera a la altura.

Por supuesto, esta no era una tarea fácil, pero Ferry Porsche dejó claras las claves que tenía que ofrecer este modelo en un papel: “2 plazas con 2 cómodos asientos auxiliares. Espejo retrovisor integrado en las aletas. Entrada más fácil”. Además, desde el departamento de ventas se señaló que debía ser un modelo deportivo que mantuviese la línea que ya presentó el 356.

Así, el objetivo era crear un deportivo que evolucionara el concepto ya conocido, con un motor trasero y un chasis más avanzado. Con estas pautas, diversos ingenieros y diseñadores ofrecieron ideas a la firma alemana, ya que no había un departamento de diseño como tal en aquel momento. En principio, nada convenció a Ferry Porsche.

 

El entonces responsable de la compañía no quedó satisfecho hasta que Ferdinand Alexander, su hijo, le presentara el 1959 un diseño que sí consideró que se adecuaba a la esencia del fabricante. Así, se creó el llamado prototipo 754, con un capó plano delantero, faros integrados y cuatro plazas.

En líneas generales, este concept era todo lo que se había pedido, pero no contaba con la silueta fastback que se había pedido porque no era posible realizarla con sus cuatro plazas. Ferry Porsche insistió en ello y solo se pudo llevar a cabo al acortar la distancia entre ejes de 2,40 metros a 2,20 metros. Así, ya estaba listo para el siguiente paso el coupé fastback 2+2 que se había pedido.

Dicho coche se convirtió en el Porsche 901, cuyo desarrollo comenzó en 1962. En noviembre de ese año se ensambló el primer prototipo y la idea era que estuviera listo para otoño de 1963, de manera que era necesario trabajar rápido. No obstante, no era tan sencillo, ya que la firma tenía otros encargos y Reutter, el proveedor de la carrocería, no quería realizar la inversión para este deportivo.

A raíz de las dudas de esta compañía, Porsche optó por hacerse cargo de la planta de prensado y de su millar de empleados en verano de 1963, de manera que el nuevo proyecto estuviera listo a tiempo. De hecho, así fue y la presentación del 901 se llevó a cabo en el Salón de Frankfurt de 1963, celebrado el 12 de septiembre.

Ahora bien, la historia no acabó ahí. Era necesario finalizar el desarrollo del coche, lo que afectaba a áreas como su motor, un bóxer de seis cilindros totalmente nuevo con lubricación por cárter seco, 130 CV de potencia a 6.200 rpm y 1.991 cc de cilindrada. Era una novedad, al igual que la caja de cambios de cinco velocidades que también usó el 904 Carrera GTS.

Aun así, también se tomaron elementos del 356, tales como la fórmula de calefacción mediante intercambiadores de calor. De esta forma, el 901 estuvo listo para iniciar la producción en serie en septiembre de 1964, año en el que también se llevó al Salón de París. El proyecto estaba listo, pero quedaba un problema: el nombre.

Si bien la idea era que la denominación fuera Porsche 901, Peugeot presentó una reclamación al indicar que este nombre violaba sus derechos de autor. Los números de denominación con un cero en medio estaban registrados por el fabricante francés, de manera que los de Stuttgart tuvieron que rebautizar a su nuevo deportivo.

Es así como se eligió el nombre Porsche 911, en parte porque este número no suponía grandes cambios en los diseños de impresión de anuncios y documentos ya listos para el lanzamiento del coche. De esta forma, al fin había vía libre para la comercialización de un deportivo en el que la firma alemana tenía muchas esperanzas y que acabó aportando mucho más de lo que nadie podía imaginar.

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Etiquetas: Motor, Curiosidades, coches clásicos